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¿Qué es un diamante?
El diamante es un mineral natural, escaso y muy apreciado. Es el más duro que se conoce, y para poder tallar un diamante se tiene que utilizar otro diamante.
Imagínate la dureza que esto representa. Pero no te equivoques!! El diamante, es al mismo tiempo una gema frágil. Si recibe un golpe en su punto de exfoliación, se puede "lascar". Sería una verdadera mala pata, pero es algo que puede ocurrir.
¿Cómo saber si un diamante es de buena calidad?
El mercado de diamantes está muy bien regulado. A nivel internacional, existen distintas certificadoras que evalúan la calidad de los diamantes. Las más prestigiosas son HRD y GIA. También hay otros muchos laboratorios, pero cuando se busca un certificado internacional, estos son los mejor valorados.
¿Pero qué criterios se utilizan para poner precio a un diamante?
¿En qué debo fijarme cuando compre un diamante? Intentaremos explicarlo de manera sencilla para que esta guía te sea de ayuda.
Los cuatro criterios de calidad más conocidos para valorar un diamante, son las llamadas popularmente “4C”, siglas en inglés de Carat (Peso), Colour (Color), Clarity (Pureza) y Cut (Talla).
Cuando acudas a una joyería, y te muestren un solitario ó unas dormilonas de diamantes, debes pedir que te indiquen estas características. Sólo así hablareis con propiedad y podrás comparar unas piedras con otras.
¿Cómo preguntarlo? Muy fácil, pide al vendedor que te indique qué calidad tiene el diamante que te enseña. Te hablará del peso, del color y de la pureza. Para que no se te quede cara de “buho”, te damos unas breves nociones que te permitan valorar bien la oferta.
Un último consejo, se suele decir que hay una 5ª C, que es la más importante de todas…y es la confianza en tu joyero. Desconfía de los chollos, porque nadie ofrece “duros a peseta”. Dicho esto, pasamos a la parte más técnica. ¡¡Ojalá te ayude!!
1. Talla del diamante (Cut)
El tallado de la piedra en bruto es clave en el brillo final del diamante. Es el único criterio, de las 4C, que depende de la mano del hombre. Un diamante brillará si está bien tallado. Si las proporciones que le ha dado el tallador no son las adecuadas, la luz en su interior no se reflejará bien y su brillo será deficiente.
¿Cuales son las tallas más habituales del diamante?
La talla Brillante, es la más conocida, tiene forma redonda y consta de 57 facetas ó caras. Muchas veces nos preguntáis “¿Es un diamante ó es un brillante?”. La respuesta correcta sería decir que es un diamante, con talla brillante. ¿Y por qué hay esta confusión? Realmente se debe a que es la talla más habitual y al ser la que más brilla es, con diferencia, la más popular.
Otra de las tallas populares es la Princesa, es una talla perfectamente cuadrada. Puede llegar a tener un brillo similar al del diamante talla brillante, de ahí que sea también de los más buscados y usados en joyería.
La talla Baguette es una talla de corte rectangular. Su peculiaridad reside en el corte alargado de la base del diamante para crear una sensación de máxima transparencia y brillo. Es una talla, por tanto, que se adapta mejor a piedras de alta claridad (mínimas impurezas) y color transparente; ya que tiende a poner en evidencia las posibles impurezas del diamante.
Otras tallas, también bonitas y menos habituales, son la talla Pera (en forma de gota), talla Oval (en forma ovalada), talla Corazón (como su nombre indica, es un perfecto corazón), talla Marquesa (alargada y acabada en punta en ambos extremos, como una almendra)...
2. Color del diamante (Colour)
El color es una de las características más apreciadas de un diamante; cuanto más blanco (incoloro), más bonito, escaso y valioso.
Para determinar el color de un diamante se utiliza una escala de letras, en orden alfabético, que empieza en la D y llega hasta la Z. Es una escala establecida por el GIA (Gemological Institute of America) y admitida internacionalmente. De esta manera, es fácil comparar colores entre piedras.
El color D es el más transparente o blanco, el más caro y apreciado por su escasez. Por el contrario, el color Z corresponde al amarillo o marrón de peor calidad. A medida que te muevas desde la D hasta la Z, se indica un creciente nivel de tonos amarillos y/o marrones.
Una buena opción, si no te quieres equivocar, es pedir un color G ó H. Son diamantes blancos (ya sabes, incoloros) y no tienes que pagar el sobreprecio de los colores D, E y F. Aunque si buscas un diamante excepcional y la ocasión lo merece, ¡¡ve a por él!! Como inversión, son los mejor valorados.
Fuera de esta escala, hay otro abanico de diamantes de colores insospechados. Son los llamados colores fantasía. Estos diamantes se tasan siguiendo criterios diferentes a los anteriores. Cuando el color es poco frecuente (azules, rojos, verdes…) y cuanto más intenso es, más caro se vuelve.
Los diamantes tono fantasía son los más valiosos y caros por su rareza y excepcionalidad.
3. Claridad
La Claridad hace referencia a las imperfecciones naturales presentes en todos los diamantes, excepto en los más finos. Estas imperfecciones, llamadas inclusiones, pueden ser desde una “nube”, una fractura, un diamante dentro de otro más grande, unos puntos oscuros, etc. Un experto observará con una lupa de 10 aumentos la tabla del diamante. En función de lo que vea, dará una graduación a la piedra:
4. Peso (Carat)
El "quilate" es la unidad de medida para dar el peso de los diamantes. El quilate métrico, aprobado en 1907, corresponde a 0.20 gr. Así pues, por poner un ejemplo, un diamante de 2 cts, pesa 0,40gr, y uno grande, de 5cts, tiene un peso de 1gr.
Los diamantes se comercializan dando el precio por quilate. Es fácil comprender por qué son más caros los diamantes a medida que aumenta su tamaño: la naturaleza proporciona muchas menos piedras grandes. Es por ello que un diamante de 3cts no cuesta el triple que uno de 1ct, sino mucho más… el precio sube exponencialmente!!
No confundir quilates, que determinan el peso de las gemas con los quilates que determinan la pureza de los metales.